Hoy me he despertado a media noche, me parecía oír tu voz. Que tontería, ¿verdad?, quizá te parece raro, de la manera que te eché de mi vida... No sé, tenía miedo al compromiso, y todas esas gilipolleces que se dicen cuando acabas una relación sin saber bien bien porqué...
He intentado volver a dormirme, pero, como de costumbre, ya no he podido. He aprovechado para ordenar la casa, mi vida hace ya tiempo que campa a sus anchas, ¿y a qué no sabes qué he encontrado? Aquel pendiente que perdiste, el de la bola del mundo, sí. Me ha hecho pensar...
Creía que juntos íbamos a comernos el mundo, y ya me ves, aquí estoy, hablándole a una casa
vacía y a una ciudad que duerme a mis pies.
Sin saber si reír o llorar he dejado el pendiente en un cajón y he acabado de preparar las cosas para mañana: el traje, el maletín con los papeles, el móvil, las llaves del coche... creía ser un lobo, el león de esta jungla, y acabé como el de Wall Street.
Así que, como él, me he tirado en el sofá y he echado mano del whisky, buscando respuestas al final de la botella. Por desgracia, únicamente he conseguido darme cuenta de que te echaba de menos, que te quería...
O quizá es solo que aún no he aprendido a hacerme el nudo de la corbata.
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