-Puedes creerme cuando te digo que yo no elegí esto, de veras.
¿Quién en su sano juicio se iba a dejar enredar en una mierda cómo esta, sabiendo todo lo que puedes perder?
+Pero, ¿y lo que puedes ganar?
-Todavía eres demasiado joven para saber de qué va todo esto, pero aquí nunca ganas. Esto es como el blackjack, el que más tiene siempre pierde.
+¿Qué es el blackjack?
-Un juego de cartas.
+¿De verdad crees que esto es cómo un puto juego de cartas?
-Quizá no, tienes razón. Esto es más bien como una droga.
+¿Una droga?
-Sí, una droga. Te engancha, al principio piensas, 'nah, yo controlo, esta mierda no me va a pillar a mí', pero a medida que pasa el tiempo te das cuenta de que necesitas más y más, de que las cosas se te han ido de la mano y ya no dependes de ti. Esa mierda, al final, es lo único que te hace feliz.
+Pero...¿y si lo sabes, por qué empiezas?
-Pues como todos, supongo, por diversión. Por curiosidad, porqué todos lo hacen y te dicen que es increíble. Ahora bien, nadie te habla de lo que viene después, nadie te dice que al final acabarás en el barro, hecho una mierda. Supongo que, como todo en la vida, para vender hay que mentir.
+También tendrá su lado bueno, digo yo.
-¡Hombre claro! Si no ya sería de gilipollas... Pero no compensa, te lo aseguro.
+Entonces, ¿por qué sigues enganchado?
-Supongo que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, o con la misma mierda, en este caso.
+¿Y cómo dices que se llama esa droga?
-Algunos insensatos la llaman amor.
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